Mis pensamientos...

Wednesday, November 17, 2004

He aquí el comienzo de todo...

-->Velas que aparecieron en tu último cumpleaños: 2 (un 1 y un 8)

Cuando era pequeña pasé un tiempo intentando inventar un chiste con la relación entre el nombre de chico Domingo y el día de la semana. Ahora lo veo bastante igual: imposible. No sé, supongo que serían ganas de llamar la atención. "Oh, mirad, una niña así de pequeña ha inventado un chiste". Siempre son ganas de llamar la atención, el que diga lo contrario miente. Han cambiado muchas cosas desde entonces. Me gustaría escribir "pero yo soy la misma". Bueno, pensándolo bien, no me gustaría escribir eso. Me gustaría escribir dentro de un montón de años "cuando tenía 18 años escribía cosas como aquella, pero ya no soy la misma". Si la transición de un estado a otro es tan difícil y presuntuosa no sé si quiero sufrirla. No sé cuál es el "otro" estado. Ni siquiera sé lo que sifnifica la palabra "presuntuosa". O quizás sí, pero en esa frase no pintaba nada. Ahora simplemente intento pensar lo menos posible en mi vida. Quedar con la gente, ver una película, dormir... evitando cualquier contacto por infinitésimo que sea con mi espacio mental. ¿Para qué? Si todo lo que me tiene que contar no me gusta. Bueno, mentira, a veces me cuenta lo que quiero oir, si me auto convenxo de que es así realmente, es lo bastante satisfactorio como para llenarme de ello. ¿Que luego es mentira? Sí, ¿y? La que se engaña soy yo, nadie me lo puede echar en cara. Eso es lo que más me jode de todo, el derecho que todo el mundo se cree que tiene para echar las cosas en cara. Mis padres lo hacen, pero al fin y al cabo son ellos los que me pagan los cubatas. El resto de la gente deja de poseer ese derecho en el momento en el que se equivoca, por mínimo que sea el error. Y como todo el mundo se equivoca, nadie puede echarte nada en cara. Qué bonito sería el mundo así. Ahora pensarás que todo acabaria super mal, con la gente enfrentada por unas u otras cosas... No me lo creo, lo único que podría pasar es que se confundiera la indiferencia con la falta de confianza. Y no creo que por eso se acabara el mundo... Las exageraciones nunca son buenas, aunque yo también acostumbre a abusar de ellas.
Lo que no entiendo es por qué siempre los días lluviosos te da por deprimirte. Es algo que no soporto. ¿Qué te pasa? No, nada, debe der el día que hace, que estoy apagadilla... ¿Y qué más te da si hace frío, calor o está nublado? Es cuestión de ponerse otra chaqueta o coger un paraguas. Si cada vez que hiciera frío o lloviera nos entrara la depresión y tuviéramos que quedarnos en casa, no existirían, ¿no crees? Es mucho más valiente salir a la calle y mirar al cielo pensando "haz lo que quieras, yo voy a seguir con mis planes". Y si no tienes planes te los montas aunque sólo sea por joder. El caso es llevar la contraria.
¿Y si escribo un diario? ¿Por qué no? Podría empezar con esto mismo. No significa mucho, pero ya llevo unas palabrillas. Va, sí, esto será el comienzo. Por mí escribiría uno de 600 hojas, para que la gente se muriera leyendo estas gilipolleces durante horas y horas. Pero seguramente, y teniendo en cuenta mi capacidad de constancia, no creo que llegue a la tercera. Todo será cuestión de las ganas. Porque ¿quién dice lo largo que tiene que ser un diario? Lo escribo hasta donde me dé la gana, que para eso soy yo la que lo cuenta. Y cuando me canse acabo. Nadie me lo puede echar en cara...

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