Cosas inéditas I

Bueno, bueno, ¡bueno! Ir a un bar como La Casa del Loco es una experiencia realmente increíble. La verdad es que no sé las razones exactas que nos han llevado a acabar en ese antro (y es evidente que las dimensiones del lugar no son las que me empujan a denominarlo de esa manera).
No sólo veía por todos lados caderas desencajándose, sino que los tíos ¡también bailaban! Dios ha sido horrible... Lobos con camisas a rallas y zapatos (!!!) acechando por todo el local, niñas simulando que iban super borrachas mientras restregaban su culo contra cualquier cosa que pasaba por su lado... no sé, en resumidas cuentas, era un puteo continuo. Bien es cierto que la música que sonaba (Jenifer López y Destiny's Child a la cabeza... ya ves, no sé ni cómo se escribe) propiciaban bastante el ambiente que se había formado. Berta y yo mirábamos a todos lados buscando desesperadamente alguna leve razón por la que quedarnos, pero, atónitas, nos mirábamos con cara de flipadas de la vida, y nos preguntábamos: "¿Te das cuenta de que de todo el bar somos las únicas que no bailamos?", tras lo cual venía la mueca de "¡vámonos de aquí!".
En fin... dicho esto, me enorgullezco al asegurar que, vivida la experiencia: ¡una y no más! (¡Dios! ¡Cómo amo la Momia!)