Reflexiones ajenas...
Entre plazos, turnos, alarmas de despertador, asuntos pendientes, nos vamos perdiendo. Los días, los años, pasan cada vez más rápido y nos miramos en el espejo tan de tanto en tanto que alguna de las veces nos preguntamos: "¿qué extraño significado que no conozco encierra ese reflejo que me mira, que sonríe cuando yo sonrío?".
Organizamos rutinas infernales que impidan observar el estado de las cosas importantes. Llegará un día, creo yo, en que la gente comenzará a valorar más el tiempo que el dinero. ¿Seremos entonces visionarios? ¿Para qué entrar en esta absurda, hueca rueda del trabajo y el consumo? ¿Qué necesitamos para vivir? ¿Qué es vivir bien? ¿Quién puede ocuparse hoy de los bienes inmateriales, si nos han vendido tantos sueños que no nos corresponde soñar? ¿Cómo demonios comenzó esto y dónde hay una salida transitable?
Todavía no me hallado nunca estos sentimientos en la cabeza, es obvio... Pero oirlos de las manos de mi hermana me hacen desear fervientemente no llegar a planteármelos. Espero que vosotros también sepáis huir de ellos...
Escribir para racionalizar más de lo necesario o escribir para comprendernos. Hace ya tiempo, desde que mi tiempo comenzó a viajar a la velocidad de la luz, que perdí aquella costumbre. Y desde entonces muchas cosas han cambiado. Y desde entonces, las preguntas que he dejado de hacerme me han perseguido en sueños. ¿Escribir para dormir bien? ¿Escribir para no despertar aturdidos? Quizás todos andamos faltos de introspección hoy en día. Menos los jubilados y los adolescentes, y los muy enamorados. Últimamente mi cabeza se cuelga, pide replay. Últimamente no puedo digerir las novedades. Se me ha olvidado de qué color son mis ojos.
Espero que ya hayáis descifrado vosotros solitos lo importante que es escribir. Para entendernos a nosotros mismos, o, como mi hermana dice, para no despertar aturdidos.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home