Perdí cientos de horas en buscar un lugar donde tocar el suelo
Acabo de encontrar entre las páginas de mi agenda algo que escribí hace un par de años. No sé por qué me apetece colgarlo. Quizás por el recuerdo de aquella época de confusión (cómo han cambiado las cosas).
El calor de los sueños me invade, el anhelo de que ocurra eso que tanto he esperado. Los vuelcos en el estómago cuando recuerdo aquello que sé ocurrió... Son tan mágicos que no sé si es posible que se den en la realidad... Pero estoy harta. Estoy harta de andar todo el día en las nubes, pensando en lo que puede o no puede pasar, imaginando palabras bonitas que siempre gustan más que las que en verdad se dedican. Es triste pensar que nunca vas a ser tan feliz como en esos momentos en los que te olvidas de que estás soñando y sientes esas sensaciones desconocidas tan tuyas que resuelves que no necesitas vivirlas para saber lo que significan. Y dudas de si alguna vez lo sabrás con certeza, pues lo que sientes son meras sugestiones, probabilidades... Nunca es nada real. Y crees que los demás sí las han sentido, y en realidad nadie sabe lo que son, aunque luego se engrandezcan mediante la embustera palabra. Quizás realmente no existan y estoy buscando pájaros de barro. Como dicen Piratas "Es imposible para algo inevitable... e inevitable significa que hay que dejarlo pasar".Lo dejaremos pasar, aun sin el convencimiento de si lo podríamos haber parado.
Es curioso que haya aparecido una frase casi idéntica en mi post anterior. Cada día creo más firmemente que cada una de nuestras historias se repiten constantemente. Supongo que tarde o temprano vas saliendo de esos pequeños bucles de reververación. Tampoco es algo que me importe demasiado.
Y el pensamiento deteniendo el vuelo allí donde encontró la fantasía ciertas las dichas que soñó algún día.
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