A mi madre
Cuando nos dejó el papa, no podía hacer otra cosa más que agradecer cada segundo que lo tuve a mi lado, y llegué a una conclusión, y es que eso ya llevaba toda la vida haciéndolo.
Desde que tengo uso de razón he sabido valorar lo que tengo, y esa es la razón por la que siempre he sido feliz. Y ese es vuestro legado, un legado que ahora mantienes tú sola, y lo haces tan bien que, cuando te escucho y te miro, os escucho y os veo a los dos, como si ahora los dos fuerais tú.
Y no te puedes imaginar cuánto te agradezco eso.
Ahora no sólo te quiero todo lo que siempre te he querido, ahora te quiero todo lo que siempre os he querido a los dos.
Siempre fuisteis nuestro mejor ejemplo.
Te quiero.
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