Gracias
Creo que se dice demasiado poco, o más bien vanalmente. Damos las gracias cuando nos abren una puerta, cuando nos dan un regalo, cuando nos invitan a un café... ¿De verdad esa palabra está ahí sólo para eso? Quiero creer que no...
Piensa por un sólo momento en todas las personas que te han ayudado a ser un poquito mejor de lo que eras, a estar un poquito mejor de lo que estabas, a llevar una vida un poquito mejor de la que llevabas, a conocerte un poquito mejor de lo que te conocías... Y así una lista interminable. Y hablo de TODAS esas personas, desde un profesor, alguien que pasa por la calle y te sonríe, tu peluquero... hasta tus padres, tus amigos o, simplemente, alguien que te quiere.
A nadie nos gusta demasiado dar las gracias, quizás es orgullo, quizás nos parece cursi.
Gracias a ti, y a ti, y a ti, y a ti también, y a ti, y a ti, y quizás un poco a ti, y a ti, muchísimas gracias a ti, y a vosotros, y a ti... Podría estar todo el día. Estar agradecido no es algo de lo que debamos avergonzarnos. Que las personas que te rodean te ayuden con o en tu vida es algo reconfortante, pero también que te agradezcan lo que haces o has hecho tú por ellos.
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