Maga
Diecinueve Con viento del este hiciste una cama, soplaste sobre ella para templarla. Y con el murmullo de tu voz de agua me cantabas nanas sin letra. Y dormíamos tan juntos que amanecíamos siameses, y medíamos el tiempo en latidos. Y en tus dedos yo tocaba mis canciones, dedos de teclas de celesta. Y tu pulso tamborileaba en mis sienes y muñecas como diminutas patas de ciempiés. Y nos repartíamos los labios, y los tienes, y el hipo, y del alfabeto los impares. Y en tus dedos yo tocaba mis canciones, desdos de teclas de celesta.
Agosto esquimal No es verdad que no quiero querer más. Guardo el mar en un bote de aguarrás. Cúrame con tus dedos, llévame a tu lado. A mi lado ya no estás. Voy nadando a mariposa entre tus manos, quiero dar marcha atrás. Amarillo patinar, malgastar tiñó una casualidad de color amapola, y se sentó con cuidado a mi lado. Ya no está. Voy nadando a mariposa entre tus manos, mi pequeña esquimal.
Celesta Con esos ojitos me haría un paraguas que no me lloviera más que tus miradas. Mientras duermas sola en tu ccama rala que no me despierten sino tus mañanas. Y yo sin ti no soy, no hay nada. Sin ti ya no, no habrá, no hay nada sin ti. Rozaste mi día con dedos de aguja, con hebras de hilo, con veranos muertos. Y en ese día tus historias, grises y ciegas, me enseñaron que cada segundo es una astilla. Y yo sin ti no soy, no hay nada. Sin ti, ya no, no habrá, no hay nada, sin ti.
Piedraluna Ella salió de casa con la vía láctea tatuada en la cara mientras murmuraba... ¿Cómo pueden hablar de lo que no saben? Si me dan la espalda no sabrán cuanto sol le he vendido al mar por tempestad. Ella salió de casa con la vía láctea tatuada en la cara mientras murmuraba... Iba leyendo lo que el cielo escribía con sobras sobre la acera gris. ¿Cómo pueden hablar de lo que no saben? Si me dan la espalda no sabrán cuanto sol le he vendido al mar por tempestad. Si ya tienen el rumor, ¿para qué quieren la verdad?
Swann ¿Para qué esperar una alabanza más si un día flores de papel serán mi cruz y mis mejores galas? Y macerará la alquimia de mi medicina en tarros de cristal con agujeros en la tapa. ¿Y por qué esperar? ¿Para qué? Coleccionarás las lágrimas de rojo teja que yo derramé a tu puerta. ¿Por qué esperar? ¿Para qué? ¿Por qué esperar? Di, ¿para qué?
Como nubes a mi té Quisiera escribirte rayando el aire palabras que el viento no te pueda robar. "He tocado las estrellas", me dijiste susurrando, y tenías cicatrices que podían demostrarlo. Ven y tráeme síes y noes. Nadie lo sabe, no quieren saber que en tu almohada se oye, cansada, la nada. Dibújame desnudo con un lapiz de carbón, y tú me dibujaste vestido de lágrima. Ven y tráeme síes y noes. Nadie lo sabe, no quieren saber que en tu almohada se oye, cansada, la nada silbar.
Helás (mañana) Un adiós sordomudo se metió en mi maleta, y pidió con un gesto que nunca más la abriera. Y mañana no será mañana, no estoy, mañana no será. Hoy mi pesada solidez ingrávida al molde que contaba mis momento. Y mañana no será, mañana no estoy, mañana no será.
Intentos de color Siempre que me pueda dibujar sobre un naranja impar. Como un sueño que no tiene dueño, voy tejiendo tres intentos de color. Sólo soy un bicho de cristal, sólo soy de luz piramidal que se pierde cuando no se mueve y se siente un pez luna en tu interior. Cuando un día sin sol entre en tu habitación. Sólo soy de cera y de papel, sólo soy lo que no quiero ser. Y no entiendo cómo es que el tiempo va tejiendo mis intentos de color. Cuando un día sin sol entre en tu habitación.
Dormido Al trepar por cubos de vapor donde no queda más que recordar, te encontré durmiendo sin saber que estabas junto a mí. Escondí estampas con tu olor para así poder un día volver y seguir trepando cuando nadie se acuerde ya de ti.
Primer vuelo En la pared descanso como un pez, discuto con mis pies y juego a que crecen. Nostalgia de merientas y besos. Si pudiera caer donde está más oscuro... Hacen como que se han ido y en cada cara los veo. Hablo del sol con niños albinos de manos sin piel, manos llenas de nieve. Estudiaré a plazos mi respiración y escucharé sus gritos y sus pasos... sus pasos y su risa de leche hacen como que se han ido y en cada cara los veo.
Vacaciones de un minuto Ni los adoquines de tu calle, ni el ruido de los escombros, ni nuestro ándel Amélie, ni ochenta y seis carácteres, ni Vespertine, ni Ulises, ni Martina, ni la estación...
Simplemente diré que son increíbles y que cada vez Maga me hace flotar más...
--> MAGA “MAGA” LIMBO STARR 2004 por Fernando Navarro- IndyRock.
Recuerdo el día que escuché, por primera vez, el álbum de debut de Maga. Aquella tarde, emocionado, volví una y más veces al extraño y hermoso disco homónimo, con la cama en la portada, que no recordaba a nada que yo hubiera escuchado en nuestro país y que, de todos modos, sonaba cercano, conmovedor, original. Pasados ya algunos años de aquella tarde, el trío sevillano regresa y nos hace regresar, con un segundo disco igualmente homónimo, a un mundo que nunca querremos abandonar. Usando como pocos escritores de canciones del país la metáfora libre, el lenguaje abstracto y abstraído del surrealismo, las atmósferas, los vapores de la infancia y cierta melancolía marciana, “Maga” (el disco) es un complicado, imagino que meditado, viaje de abandono a la tierra y a la vida humana y un acercamiento espiritual, reflexivo a mundos desconocidos, al cielo, a la vida más allá del cuerpo y la mente. Un disco sobre el alma y el cuerpo que deja atrás. Narración sobre el amor entre seres dormidos, acaso muertos (la bellísima “Un lugar encendido” da la clave sobre el contenido emocional y narrativo del disco) “Maga” es una obra de lenta asimilación, que requiere una escucha pausada, madura, que invita a pensar y, más aún, a soñar; a penetrar con el inconsciente, con el no-yo en cada una de sus hermosas canciones (el inicio burtoniano de “Astrolabios”, la sombra de una, cien desdichas de “Blanco sobre Blanco”, la calma del vacío de la brillante “Táctica en la sombra”, la tristeza sin discusión del cuarteto de cuerda de “Azul cabeza abajo”, el rock inesperado de “Catálogo de esferas” o el horror del paso del tiempo y la muerte del ser querido de “Crujidos de reloj”). Un segundo disco más ambicioso, atrevido, cuyos arreglos, excesivos, siempre al borde del melodrama y la tragedia, sirven, exactamente, para crear, casi corpóreamente, un mundo que no existe. Para dar forma a sueños que pertenecen a otro universo, a otros cuerpos.
Entender la música como un arte, como una forma de expresión, como una forma de ver el mundo y no sólo como un capricho adolescente es, básicamente, lo que une a los tres componentes de MAGA. Sentirla como la varita mágica que hace posible el deseo de convertir lo agrio en dulce, y viceversa, lo doloroso en placentero, y viceversa, lo odioso en adorable, y viceversa, el blanco y negro en color, y viceversa. La música es magia. MAGA hace magia. En eso, los tres están de acuerdo.
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