Mis pensamientos...

Tuesday, October 31, 2006

Muse 28-10-06 Pabellón Olímpico de Badalona 22:00

Bueno bueno bueno… el concierto del sábado fue, como poco, increíble. Ya sé que siempre que voy de concierto salgo extasiada diciendo que ha sido el mejor de mi vida, pero esta vez sí que estoy convencida de que es muy difícilmente superable.
Ya llegaba con la emoción en la sangre, y con la certeza de que esa noche la iba a recordarla el resto de mi vida. Pero no imaginaba lo que me esperaba. Comenzó la noche ya con buen pie gracias a los teloneros, que nos realizaron una introducción sin peros posibles. Buscaré próximamente información sobre ese grupo porque quiero el disco en mi casa. La media hora de que dispusieron para ultimar detalles se hizo eterna, aun a sabiendas de que ya era un momento mágico por el hecho de saber lo que nos esperaba. Y cuando el telón desapareció y un gran foco apuntó hacia el precioso piano blanco que reinaba en el escenario, el mundo exterior desapareció y todo se concentró en aquellos no tan escasos metros cuadrados que iban a soportar la vibración de los mismísimos Muse en vivo y en directo. Se iluminó de repente un gran tronco de pirámide invertido, cuya aparición sorprendió a todos y cada uno de los presentes, para luego dejarnos atónitos al descubrir en su interior al segundo componente tras una preciosa batería transparente. El tercero del grupo hizo su intromisión enseguida, y comenzaron a sonar las primeras notas de la mano de uno de los temas del nuevo disco. Todo vibraba a mi alrededor, aunque desde mi interior me sentía la más emocionada del pabellón. Empezaron a sucederse notas, estribillos y toda una serie de virguerías vocales que no nos daban tiempo siquiera para coger aire. Matt Bellamy estaba increíble, supongo que quizás por hallarse a sabiendas de que el concierto estaba siendo grabado para, supusimos, su posterior uso comercial (ahí que iré a por él derechita).No hay palabras para describirlo. La actividad frenética que reinaba en el escenario se vio de repente interrumpida por un solo de piano, igualmente delirante, entre letra y letra de Butterflyes and Hurricanes. Poder contemplar en directo las manos de Matt tocando con tan increíble soltura las teclas del instrumento es algo por lo que merece la pena sólo vivir. La pirámide reproducía estrellas en movimiento mientras la pantalla de fondo nos regalaba un primer plano en blanco y negro del teclado. Momento estelar de la noche. Y se siguió sucediendo la locura. Increíble que cuando tocaron Time is Running Out yo ni siquiera la hubiera echado en falta. Suppermassive Black Hole fue otro punto álgido, acompañada por ese video de robots supersónicos que bailaban al son del más bailable de todos sus hits. Pero yo, sinceramente, no puedo dejar de recordar la más bonita, desde mi punto de vista, del Black Holes and Revelations: Starlight. Todo el escenario estaba estrellado, con el negro noche regalándole a esas esferas de tamaños variables todo el protagonismo. Todo el público dando palmas al son de los primeros acordes (preciosos por cierto), esperando para corear la letra de la canción: Far away, this ship is taking me far away, far away from the memories of the people who care if I live or die. Starlight, I will be chasing a starlight untill the end of my life, I don’t know if is worth it anymore. Hold you in my arms, I just wanted to hold you in my arms. I’ll never let you go if you promise not to fade away, never fade away our hopes and expectations, black holes and revelations… Mi momento. También remarcar la gran Knights of Cydonia, en la que todos coreamos algunas de las frases más reivindicativas del grupo, gracias entre otras cosas a que aparecieron tras Matt en la pantalla: No one’s gonna take me alive, time has come to make things right. You and I must fight for our rights, You and I must fight to survive. Y luego el desvarío de las guitarras. Otro gran puntazo, la aparición de unos enormes globos rellenos de retales de papel de seda rojo entre el público. Emoción incontenible cuando Matt, de un guitarrazo, reventó el que fue a parar al escenario, llenándolo todo de esa especie de polvo mágico rojo que lo rodeaba para darle un aspecto aún más increíble. Para terminar, de la frontera que nos separaba del escenario comenzaron a emanar enormes chorros de agua pulverizada que nos refrescaron a todos dando otro toque de emoción al concierto. Y todos despedimos a los, después de aquello aún más, grandísimos Muse con la esperanza de volver a verlos dentro de no demasiado tiempo.
Estoy segurísima de que me dejo detalles importantes, pero de momento y como crónica (totalmente delirante reconozco) creo que no está mal por hoy. Volveré a hablar de Muse, y volveré a recordar ese gran día en el que todo se reunió en el pabellón en el que, y lo digo con toda seguridad, viví dos de las mejores horas de toda mi vida. Gracias.

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