¿Estabilidad?
Sería un milagro después del curso que llevo, es cierto, pero no sé por qué creo que ese momento que llevo esperando casi demasiado va a llegar pronto. Antes de noviembre del año pasado llevaba mucho tiempo apeada de esa montaña rusa que era mi cabeza. Ni que decir tiene que a partir de entonces los mareos son constantes, lejos de entretener mi vida evitando un aburrimiento emocional al que por otro lado aspiro. De verdad que no quiero volver a aquella época en la que un día me levantaba con el pie derecho y los cuatro siguientes con el izquierdo. No sé a costa de qué deberá ser, pero necesito saber que no voy a sufrir más cambios de humor extremistas durante al menos las próximas semanas. Ya habrá tiempo de volver al caos mental cuando no me preocupe.
Hasta entonces seguiré refugiándome en mi familia, en mis amigos, y en esa idea conscientemente autovictimista de que últimamente se me ha acumulado todo y no he sabido sobrellevarlo. Todo el mundo me dice que no pasa nada, que es normal, que no se me puede tener en cuenta... Pero no es cierto, quiero decir, puede que sí que todo tenga esa simple pero complicada explicación, pero también puede que tenga que cambiar mi manera de hacer las cosas, mi manera de interiorizarlas y/o aceptarlas. O no. No lo sé, quizás sea mejor explotar ahora que hace unos meses. Sí, probablemente hace unos meses eso hubiera dinamitado los únicos cimientos de optimismo que quedaban a mi alrededor.
En cualquier caso y afortunadamente todo aquello está pasando. Sólo quedan un par de meses como máximo para escuchar eso que llevo ya más de siete esperando. Un simple "Ya está. Todo ha ido bien".
Por cierto, sigo recordando todos los días a mi abuela. Sabía que la quería, pero, quizás obcecada por mi buscada y por tanto superficial frialdad habitual, no intuía que iba a ser tan jodido perderla. Ya no tengo a nadie que aplauda todo lo que hago y digo. La echo mucho de menos, y no sé si me acostumbraré a entrar en su casa y que no me espere con un abrazo en su regazo.