Boca en la tierra/Maldita dulzura
Nos dejaron las balas y un enjambre de abejas, ese fue su tesoro y una noche oxidada.
Nos alzaron en brazos, descubrimos planetas, nos creimos tan fuertes como héroes de guerra.
Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura, fuimos sed en el aire pero boca en la tierra.
Y ahora alumbras los días con guiños que se escapan, cubriendo el recuerdo con bandejas de plata.
Y nos echamos tanto de menos que nos da por despegar en avenidas de pegamento, clavados por las rodillas.
Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura, fuimos sed en el aire pero boca en la tierra.
La antena está abierta esperando una señal, la señal que no llega a esta sala de espera es una eternidad.
Y el tesoro perfecto lo cubrió la tormenta con aviones cruzándose en la noche más negra.
Y en mitad del relámpago llegó el mal de altura, fuimos sed en el aire pero boca en la tierra.
Espero que la incluyan en el próximo disco porque ¡no sé qué pinta fuera del primero!
Hablemos de ruina y espina, hablemos de polvo y herida, de mi miedo a las alturas, lo que quieras pero hablemos, de todo menos del tiempo que se escurre entre los dedos.
Hablemos para no oirnos, bebamos para no vernos, y hablando pasan los días que nos quedan para irnos, yo al bucle de tu olvido, tú al redil de mis instintos.
Maldita dulzura la mía, maldita dulzura la mía, maldita dulzura la mía.
Me hablas de ruina y espina, te clavas el polvo en la herida, me culpas de las alturas que ves desde tus zapatos.
No quieres hablar del tiempo aunque esté de nuestro lado.
Y hablas para no oirme, y bebes para no verme.
Yo callo, y río, y bebo, no doy tregua ni consuelo, y no es por maldad lo juro, es que me divierte el juego.
Maldita dulzura la tuya, maldita dulzura la tuya, maldita dulzura la tuya.
Maldita dulzura la nuestra.
Vetusta Morla
Otra preciosidad...
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