No me lo podía callar

Últimamente me he dado cuenta de que últimamente comienzo mis posts con un casual "últimamente". Me repito, lo sé y me molesta, pero no lo puedo remediar.

Esta Semana Santa no ha estado mal, sin llegar a ser memorable, ha cumplido las expectativas, sobretodo el día de la cena en la peña. Sigo sorprendiéndome de lo grato que es juntarnos allí. En pocos sitios consigo estar tan a gusto, y, achaquémoslo a mi a menudo (la mayoría de las veces bajo los efectos del alcohol) desmesurada sensiblería, siempre vuelvo a pensar cuando estoy allí "joder, cómo me alegro de tener todo esto". Es inevitable.

Cambiando de tema, antes de que empezaran las fiestas me leí "Coltan", de Alberto Vázquez-Figueroa. Desde aquí recomiendo encarecidamente: por favor, ¡no leáis nunca a ese hombre! En El Código Da Vinci lo achaqué en parte a una mala traducción pero aquí no hay excusas.

Sé y reconozco que cuando se me mete algo entre ceja y ceja me cuesta darle crédito y espacio, y pocas veces consigo una sana objetividad. Pero es que este libro me sacó realmente de quicio. Va por ti Albertito:

1-No puedes utilizar la palabra "pantagruélico" tres veces en un libro. Esto es básico. No me trago que el diccionario de sinónimos no te dé más que para esta monstruosidad de palabra, una vez pasa pero dos es demasiado para cualquier humano.

2-No intentes explicar por qué tus personajes se comportan como lo hacen. No se cree nadie esos intentos de inmiscuirte en las entrañas humanas. Puede parecerte totalmente lógico pero NO LO ES. Para decir eso, no digas nada.

3-Hay expresiones que no se pueden utilizar en según qué momento. Casi me caigo de la cama cuando leí aquel "¡Pues anda que yo!" que no vale la pena explicar (fliparíais).

4-No puedes hacer que el jefazo de la mayor trama de delincuencia de Estados Unidos se convierta en una viejita. Esto es así y punto, no necesita más explicaciones.

5-Deja de ver americanadas porque según qué conversaciones pueden quedar bien en el típico thriller estadounidense de cuyos diálogos no esperas ninguna maravilla, pero en un libro la jodes con esas expresiones. Hay que cuidar ciertas cositas y violando la prosa de ese modo no se consigue realismo.

6-APRENDE A ESCRIBIR. Una trama de la ostia y unos cuantos capítulos desordenados para hacerte el interesante no disimulan que cualquier bachiller lo desarrollaría mejor.

Sinceramente, no puedo entender que este señor sea uno de los escritores españoles más leídos (así yo también escribo cuarenta y pico novelas). Sólo puedo pensar en cuánto pasa la gente de la lectura, porque si esto triunfa es que la incultura está en su mayor apogeo. Es verdaderamente triste.