Caja de pandora

Me estoy iniciando en el mundo de los cómics. La verdad es que esperaba bastante menos de lo que estoy encontrando. Supongo que mi afición a la lectura hace la transición más sencilla. Sinceramente no me había planteado tratar el gremio como una materia artística a dos bandas. Gráficamente hay creaciones impresionantes. Siempre he pensado, gracias a mi afición por el dibujo, que se podían conseguir resultados extraordinarios con la ilustración, adaptada a cualquier estilo y a cualquier contenido. Quizás no caí en la cuenta de que el cómic bien puede ser una variante de esa premisa. Supongo que supuse que los argumentos eran bien sencillos: superhéroe machaca a villano y demuestra que tiene sitio dentro de la sociedad.

En realidad hay mundos ahí adentro que merece la pena explorar. Ya Sandman me sorprendió muy gratamente, y ahora con Watchmen estoy quedando bastante impresionada. Creía que sólo con la literatura más pura se podían insinuar conceptos íntimos de la personalidad, pero no es así. Podemos atisbar una psicología intrínseca en los diálogos aparentemente más superficiales y fortuitos, y merece la pena indagar en ella. Creo que acabo de abrir la caja de pandora. Buen viaje.

(...en el fondo siempre supe que había una pequeña freaky dentro de mí...:P)

Watchmen

Permanecí ahí, bajo la luz del fuego, abrasado por el calor. La mancha de sangre en mi pecho era como el mapa de un continente nuevo y violento. Me sentí purificado. Sentí como este tenebroso planeta giraba bajo mis pies, y supe cuál es ese secreto que solo los gatos conocen, ese que les hace gritar como bebés en la noche. Miré al cielo a través del intenso humo lleno de grasa humana y vi que Dios no se encontraba ahí. Vi esa oscuridad fría y vacía que se extiende hasta el infinito, vi que estamos solos. Vivimos nuestras vidas, puesto que no tenemos nada mejor que hacer. Más adelante, ya les buscaremos un sentido. Venimos de la nada; Tenemos hijos, que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que decidimos imponer. Este mundo que vaga a la deriva no esta moldeado por vagas fuerzas metafísicas. No es dios quien mata a los niños. Ni es el destino el que los despedaza, ni es la casualidad la que se los da de comer a los perros. Somos nosotros. Solo nosotros. Las calles hedían a fuego. El vacío respiraba con fuerza en mi corazón, convirtiendo sus ilusiones en hielo, haciéndolas añicos. Entonces renací, libre de garabatear mi propio diseño sobre el lienzo en blanco, en cuestiones morales, que es este mundo. Era Rorschach.

Brutal

Vimos los fragmentos de un rifle desmontado flotando de manera inquietante en el aire sin que nadie los tocara. Sin embargo, una vez aceptado que aquello era real, tales hechos no se hacían más fáciles de digerir. Si aceptas como algo real que las partes de un rifle floten porque sí, de alguna manera tienes que aceptar que todo lo que considerabas que era real hasta la fecha probablemente no fuera así. Ese desasosiego peculiar es algo con lo que la mayoría de nosotros hemos aprendido a vivir a lo largo de los años, pero sigue ahí.

Alan Moore

Aunque hable del Dr. Manhattan, este pequeño fragmento me sirve como metáfora perfecta para el proceso de aprendizaje del que he hablado en alguna ocasión. Cada nueva enseñanza cambia totalmente tu estructura mental, como si todo lo que la conformaba antes tuviera necesariamente que cambiar de sitio. Me está gustando este cómic...

Párrafo columna ADN

Olvidamos de la misma manera en la que se respira, para sobrevivir y de manera inconsciente. De la misma manera en la que nos distanciamos, para tomar aliento y no perecer con el corazón roto. Y de vez en cuando, un inventario de las cosas olvidadas vuelve a punzar el alma, y a devolvernos a aquel horror que se archivó. Por eso viene bien recordar que todos, de alguna manera, seguimos al borde del abismo.

Espido Freire