Mis pensamientos...

Monday, May 16, 2011

Sin esperarlo

No se sentaba desde hacía días a leer sola. Hacía tiempo que no se dedicaba a sí misma. No era lo mismo cuando leía por las noches, porque venía innato a la rutina diaria, rutina que no le disgustaba precisamente, pero rutina al fin y al cabo. Hoy lo había hecho y se había sentido bien, aunque hubiera leído El Jueves sólo para echarse unas risas. Desde hacía ya bastantes meses andaba inmersa en otra cosa, o más bien en otra persona. Había comenzado como una tontería, algo que le servía para invertir los ratos de pensamiento libre que tenía al cabo del día. Le entretenía imaginar cómo sería. Y ahora que lo tenía y sabía que era incluso mejor de lo que imaginaba, lo echaba de menos. Invertía el tiempo en recordar los momentos ya vividos, lo cual no requería demasiado esfuerzo y, evidentemente, dejaba totalmente de lado la creatividad. Siempre podía proyectar cosas no hechas, pero cada vez iban quedando menos y le resultaba más complicado. Estaba encontrando aquella tranquilidad que tanto le gustaba, el no desear nada que no tuviera, o al menos nada importante. Era una suerte que aquello le llenara tanto, sin esperarlo. Había aventurado que podía estar bien, de lo contrario no se hubiera embarcado en ello, pero nunca imaginó que fuera así, como era al final. Y no le agobiaba vivir tanto para esa persona, ya cada vez más mitad él mitad ella, quizás cada vez le costaba más distinguirlo. Y eso le parecía excepcionalmente bonito, le parecía de lo más enriquecedor.

Friday, May 06, 2011

Procesos inversos

Es curioso cómo se pueden sufrir procesos inversos en las mismas o parecidas circunstancias. Hace unos años mi cabeza trataba de razonar lo que mis tripas rechazaban, buscando soluciones o explicaciones que me autoconvencieran (siempre). Hace unos meses mi cabeza, repleta de tontas normas que creí había de cumplir algo totalmente incorsetable e irrazonable, buscaba inconvenientes donde no los había, mientras mis entrañas me empujaban a seguir adelante de una manera casi atropellada, casi aterradora.
La última vez decidí escuchar esos impulsos que surgen desde algún lugar que no logro situar, y fue correcto. Ahora vuelvo a prestarles atención, y me dicen que deje de evaluar, y ya no lo hago. Ya no lo hago, y ahora sólo me dedico a darme cuenta de que soy feliz.