Super/inferioridad
Hace demasiado que no paso por aquí, debe ser la sequía de ideas que conlleva la felicidad (al menos en una servidora). El caso es que hace días que me viene rondando una cuestión por la cabeza, y es la manera en la que nos interelacionamos los unos con los otros, o más bien las relaciones que se crean entre nosotros (me convence más).
¿Es complicado encontrar personas que se tratan como iguales? La cuestión es que no debería serlo, pero, ¿lo es? Yo creo que en demasiadas ocasiones se crean relaciones de super/inferioridad. Cada uno de nosotros somos, en la medida de lo posible, conscientes de nuestras capacidades, de nuestra condición moral, intelectual e incluso cultural. En nuestras experiencias conjuntas con el resto de las personas, evaluamos consciente o inconscientemente esa misma condición en cada uno de ellos, y eso irremediablemente nos lleva a establecer una manera de comportarnos que condiciona aspectos como la tranquilidad de dar tu opinión con total libertad sin importar la respuesta, la posibilidad de negar lo (desde el punto de vista de cada uno, por supuesto) negable o de rebatirlo, o, y sobretodo, el impulso de dar consejos y de aceptar o rechazar los venideros.
Supongo que de alguna manera todo esto tiene que ver con algo de lo que hablé en otro post, sobre cómo a veces nos sentimos inferiores a la otra persona (sea cual sea en el momento que sea) o, por el mismo principio, superiores a ella. ¿Podría ocurrir simplemente al enfrentarnos a carácteres fuertes o débiles? Y por lo tanto ¿existe un carácter neutro? (Es más, ¿debería existir?).
A veces aún conscientes de la no inferioridad (que no por ello superioridad), nos resignamos a ella no sé muy bien para evitar qué, supongo que enfrentamientos que consideramos innecesarios y totalmente desprovistos de aporte alguno.
No sé, a veces soy una firme defensora de ello, pero a veces dudo de si en el fondo no estamos desacreditándonos a nosotros mismos. Y sobretodo dudo de su benevolencia, puesto que creo que irremediablemente, y por el mismo principio del ying y el yang, acabamos compensando esos hacernos pequeñitos con otros hacernos grandes que, quizás sin pretenderlo, pueden vulnerar o pasar por alto los sentimientos de otros distintos.
En fin, supongo que hay cosas que no se pueden cambiar, bien sea por costumbre, bien por resignación o pereza, como queráis llamarlo, o bien por aval.