Soy I
Me gusta abrirme a la gente porque, si me quieren, no quiero que me quieran por algo que no soy, o ignorando otras cosas que sí soy.
Soy celosa con las cosas que quiero, pero no me importa compartirlas con gente de fiar. Puedo ser celosa con las personas a las que quiero, pero jamás se me ocurriría demostrárselo.
Soy muy cariñosa, pero necesito que me den kilos y kilos de confianza para mostrarlo.
Reconozco que soy algo criticona, pero no porque me guste sacarle defectos a la gente, sino porque no me gusta el cinismo o la hipocresía, a pesar de que a veces los practique (a veces simplemente porque no tengo valor, o a veces para que la gente se sienta mejor).
Como a todo el mundo, me gusta que me digan cosas buenas sobre mí, o que alaben lo que hago bien, pero igualmente hago yo con los que me rodean. Es obvio que todos necesitamos alguna vez que nos regalen un rato el oido (si ello no nos afecta en gran medida), por mucho que algunos salgan a menudo con el "la verdad siempre por delante".
Creo que en cierta medida intento imponer mis gustos, pero no por egoismo ni intolerancia, sino porque quiero que sientan esas cosas como yo las siento, y supongo que me parecen tan buenas que me resulta ilógico que al resto no (lo cual en ciertas ocasiones me reconforta).
Me encanta usar el verbo "reconfortar" y las palabras acabadas en "mente", aunque mi palabra favorita es "bonito". Creo que queda preciosa allá donde la pongas.
Vivo la música como si se fuera a acabar el mundo, porque soy para todo muy apasionada, intento sentir las cosas en lo más hondo de mí, y aunque algunas veces resulta doloroso, me agradezco a mí misma ser así en ese aspecto.
Me canso en seguida de las cosas. Nunca he experimentado lo mismo con las personas, pero sé que puede ocurrirme, y aunque no me gusta pensarlo, no es algo que logre asustarme (antes sí lo hacía).
Puedo dejar que la timidez estropee muchas cosas, a pesar de que de aquí a unos años la desbanqué casi totalmente de mi vida.
Sé que me costaría mucho buscarme la vida yo sola, lo cual antes me hacía sentir bastante imbécil. Pero ahora sé que no es malo tener ciertas dependencias. Creo que todo el mundo necesita de otra gente, y el que diga lo contrario rotundamente miente.
Soy muy cambiante. Puedo estar súper feliz en un momento dado, y a los minutos creer que el mundo se me cae encima. No me gusta, pero me he acostumbrado a ello.
Dejé la total y absoluta modestia también aparcada, porque llevada al extremo me parece otra forma de cinismo. En contados casos puedo creer que alguien realmente no se quiera.
No me enfado con facilidad, pero cuando lo hago me pongo extremista al máximo y puedo decir cosas de las que luego me arrepiento. No puedo actuar en caliente, si lo hiciera jodería todo una vez tras otra, a pesar de que sea precisamente en esos momentos cuando más claras veo las cosas.
El autoconvencimiento es algo que practico muy a menudo, y aunque sé que en ciertos aspectos vivo engañada, con eso me vale.
En ciertas ocasiones (contadas) tiro del autovictimismo para salir del paso. Increiblemente ayuda a sentirse mejor después.
Le doy demasiadas vueltas a las cosas. Analizo al máximo cada detalle. Pido muchos consejos que luego no sé aplicarme y doy muchos consejos que al menos intento aplicarme.
No sé si algún día acabaré de escribir este post.
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