Maga
Ni siquiera se me ocurre cómo extraer algo de este disco. Es todo él lo que lo hace tan maravilloso. Sólo puedo decir que me encantaría poder algún día escribir frases al menos parecidas a estas.
Astrolabios Mi querida solución lumínica, desde que te has ido mi calle es gris plomo, las paredes de mi cuarto blanco agrio, y mi jardón varillas de paraguas. Tenías curiosidad y te aventuraste, entornando los ojos hasta alinearlos con el horizonte. Y un sin-ti a vapor te fabricaste, prometiendo besos sin boca mañana. Un asterisco en la palma de mi mano, una acotación de tu puño y letra. Me permito este disfraz para que no me duela cuando vuelvas.
Un lugar encendido Sé que donde estás no hay mañana, donde tú estás no existe el sol, donde tú estás no llega nadie. Quiero subir y señalar tu estela en el mapa, acariciar de nuevo tu huella, deshacer los nudos dormidos y así mecer el filo del cielo. Intento salir para crecer fuera del aire. Y despertar ahora depende sólo de mí y de la tormenta. Respirar, sentir la lluvia resbalar sobre la cama.
Blanco sobre blanco Avísame si te rompes por dentro. Somos frágiles como corazones de insectos, abrazos de agua. Y en el mismo suelo, si te mueves yo también me muevo. ¿Dónde acaba un beso? Te seguí alrededor de los tejados. Me acomodé en tu risa. Y en el mismo suelo nos hundimos, "blanco sobre blanco". Sé dónde acaba un beso.
Táctica en la sombra Táctica en la sombra: ni luz ni color. Quiero en un rincón, Luna no se asoma, se hace un edredón de granizo y me busca. Y no me descubre, soñando desde las ramas... Desde mi escondite lanzo pistas, hojas de nieve con ojos pintados, pedazos de sílabas, fonemas mudos. Y no me descubre, soñando que, desde las ramas, ensayo mis primeros vocablos en su voz. Desde lo alto, como viruta de hierro, un silbido tibio caracolea hasta su cara. Y si me descubre, me lava de penas a besos, como ochenta y seis cristales pequeños de jabón.
Azul cabeza abajo Ronca el mar verde azulado, y, a tu amparo, veo de verdad verde, sujeto a él por mareas umbilicales, hilos de cometas. No estaré cuando diluya mi eco el agua, pero quedarán el blanco y el naranja sobre hada sin h, h muda y queda, con cincel los tallé. No pasó, borrón de luz, te soñé y desperté otra vez. De mí arrancaste hombres de Giacometti que corrían por tu pecho más rápido que un adjetivo. No pasó, linterna miel, te soñé y desperté otra vez.
Catálogo de esferas Busco formas imposibles, vírgenes en geometría. Me perdía una tarde estornudada de planetas. Siembro hijos como bombas mudas, como empujones de pegamento. Lo que dolía en mi oído no eran más que trapecistas de tu aliento. Me perdía una tarde desnudada de enemigos, sabiendo como antes de nacido, para desterrarme, y de mi tierra, esparcir los nitratos por la mesa, sin prisa, se harían un bosque de estatuas.
Elka No pensamos en caer, aún es tiempo de caretas, que mientras dure el viento flotaré. Nadie nos podrá borrar, seguimos entre la hierba. En una broma eterna bailé. Me volverás a tener si miras entre las piedras. Escuchando las mareas búscame. En silencio los dos, sin que nadie nos vea. Si te puedes derramar yo me perderé en la orilla. Contigo es tan fácil esperar.
Crujidos de reloj Tendido, extiendo los brazos, y espero inmóvil a que el suelo quiera hablarme con golpes de tos. Y cuando me concentro, las llagas que separan las baldosas se retuercen en morse para llamarte donde vives ahora, en el filamento de la bombilla, aterciopelando lo que vas rozando al desbordarte. Te noto en las costuras de mis sábanas, cosiéndote con crujidos de reloj que me mordisquean como una termita. Y me atan con raíces fuertes y rizadas, enciclopedia sólo de palabras que te sinoniman.
El ojo espejo Cuando miro al espejo te veo a ti. Detrás de las paredes soy tu reflejo. En un cuadro sin cielo te descubrí. Ya no cierro los ojos, siempre te espero. Y ahora invéntate un círculo por donde sólo pueda entrar tu mirada, y al fondo, donde siempre he estado, me ves, dibujando tu cara en el espejo. Me confundo en él.
Sin manos Un segundo detrás, el miedo a saltar. Un paisaje después se desvaneció. Ayer quisimos poner el tiempo al revés. Ayer que no amaneció.
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