Mis pensamientos...

Saturday, November 26, 2005

Mi música

El jueves fui a ver a Maga en concierto. Tocaban en el Centro Cultural Laín Entralgo, siguiendo con su gira electro-acústica, “para hacer algo en el otoño”, como apuntó Miguel en una de sus pocas intervenciones. Estuve toda la tarde sin poder parar de hablar de ellos, esperando que pasaran las horas para que de una buena vez llegaran las 21:30. Y al fin llegaron. Y después de esperar casi una hora, en la que nos dio tiempo a vislumbrar muchas caras conocidas (de otros conciertos, de bares, sobretodo de la Momia, de tiendas popis…), se abrió el telón. Ya el concierto de Bunbury me demostró que se puede disfrutar igual desde el mogollón de la gente que sentado en una silla. Ni siquiera canté las letras, aún sabiéndolas de memoria, porque no quería perderme detalle de lo que ocurría en el escenario. Apenas alguna estrofa atiné a vocalizar. Todo lo que allí aconteció, tan básico y simple como perfecto, mereció la pena tanto que se convirtió en el mejor concierto al que he asistido jamás. Tocaron casi todos los temas por los que últimamente bebía los vientos, y lo hicieron con una impecable sensibilidad, contrastada con el ocasional desgarro de la voz del cantante, cada vez más fuerte y más segura. Al llegar al momento de “Elka” se me estremeció todo el cuerpo. Fue algo increible. Incluso las cuatro canciones que faltan en mi discografía, del Bidimensional, y no había oido hasta entonces, fueron apasionantes. No podía evitar, cada vez que terminaba un tema y comenzaban los aplausos, que una sonrisa enorme inundara mi cara. Son tan buenos, tan especiales, tan poéticos… Son mi grupo. “Dormido”, canción a la que reconozco no haber dedicado la atención que merece, me inundó, con sus agudos, su suavidad, y posteriormente con su crudeza casi brutal. Sólamente el sonido de la guitarra, primero suave, casi sin intención, y después apurando toda su capacidad, podía tocarte el alma con una delicadeza que te hacía susceptible, que te hacía dependiente, que casi te tornaba obsesivo. Cada vez necesitabas más. La sala se inundaba de acordes y altibajos vocales. Absolutamente todo estaba lleno de esa magia que los hace especiales. “Vacaciones de un minuto” también me emocionó. La verdad es que no logro encontrar el momento álgido de la noche, porque lo fueron todos. “Intentos de color” y “Piedraluna”, “Crujidos de reloj” y “El ojo espejo”, “Diecinueve”… Sólo faltó “Celesta”, pero no importa, otro día la podré disfrutar en directo, de eso estoy segura. Ahora cada vez que hago sonar sus discos, sus dos maravillosos discos, de los que me he apropiado tanto que ya son como míos, me recorre el cúmulo de sensaciones que pude experimentar esa noche. Sólo siento no haber podido acudir después a La Lata de Bombillas con mi segundo Maga para traérmelo de vuelta a casa con la letra de alguno de ellos. Pensar que esa misma letra sería la que da cuerpo a sus preciosas canciones…
Definitivamente, y musicalmente hablando, nada había sido tan mío como este grupo, nada me había definido nunca mejor, nada me había mostrado tan fielmente mi propia esencia. Ahora, habrá que esperar a su próximo concierto, y, sobretodo, a su próximo disco, del que seguro acabaré, y como siempre, sin desperdiciar ni una sola migaja (ni siquiera una figurita de mazapán).

Friday, November 18, 2005

Lo siento

Esto es un post de disculpa. Quizás hay veces que me pongo radical en algunas de mis parrafadas. Lo único que quiero dejar claro es que hay momentos en los que las conclusiones que sacas acerca de cosas que sientes en/con determinadas situaciones, no tienen por qué ser verdaderas (ni tampoco falsas). Son cosas que pienso y que en ese instante veo claras, pero que no por eso están constantemente en mi cabeza ni de acuerdo a las cuales actúo normalmente. Además, la mayoría de los temas sobre los que escribo no los baso en ninguna persona en concreto, es más, casi nunca hago eso. Son cosas que observo o en los que me paro a pensar alguna vez, por lo que sea.
De todos modos, a la gente que se haya sentido ofendida por algo que haya podido decir, quiero pedirles perdón, y no lo haría si no fuera importante para mí que me disculpéis, ya lo sabéis...
Lo siento, y lo seguiré sintiendo hasta que lo olvidéis.

Monday, November 14, 2005

Llueve II (por otros cauces)

Es curioso como una chispa puede provocar un incendio. Luego recuerdas esos árboles altos y verdes que ahora ves reducidos a cenizas pisoteadas por el desvarío y la brutalidad de las palabras o las formas de expresión. Nunca he sabido si todo tiene un principio y un final, varios de cada uno de ellos o diversas conmutaciones de las distintas posibilidades. A mí nunca me han gustado los finales cuando se habla de amistad. Quizás hay que supeditar ciertos impulsos puntuales en beneficio de una estabilidad más fructífera para ambas partes. Es probable que puedan existir varios comienzos acometidos desde maneras distintas de ver una situación. Así, también amanece necesario un periodo de tiempo para la adaptación de mentalidades y la renovación de ánimos. Tiempo para reflexionar la importancia de la nueva etapa, para ver los fallos de la anterior e intentar evitarlos. Nunca he sabido discutir, y menos aún estar discutida. Aceptar nuestros errores nunca ha sido tarea fácil. Es mucho más factible analizar los del contrincante y hacerlos responsables, por mucho que los sepas en tu haber. Tampoco fui nunca buena en repartir culpabilidades, y menos cuando sendas posiciones se hayan probablemente confundidas y a su vez aunadas por un mismo sentimiento: compartir anécdotas, cervezas, inquietudes, platos de comida o simplemente segundos de tu tiempo. Quizás esperar sea la única solución para que todo vuelva a su cauce, a una dirección que ahora estoy segura nunca debió abandonar.

Sunday, November 13, 2005

Llueve

No sé muy bien qué escribir. No tengo demasiados temas en la cabeza, pero me aburro, y no hay nadie conectado con quien charlar un rato.
Son curiosas las amistades. Es curiosa la facilidad con la que puedes pasar del amor al odio con alguien, y no hablo de nadie en concreto, simplemente intento explicarme a mí misma algo que he observado en mi propia persona y en otras a lo largo del tiempo. Puedes hacer cosas que sabes que están mal, pero que igualmente sabes justificadas. Sin embargo te sientes mal, pero te da rabia no llevarlas a cabo si sabes que sería injusto. Y si otras amistades entran de por medio ya el embrollo toma vida propia y se va de tus manos. No creo que seamos la mayor parte del tiempo conscientes de lo que decimos y hacemos. De si algo que decimos sincera pero inapropiadamente puede llegar a trascender y convertirse en problemas que nos harían realmente daño, mucho más del que nos podría causar cerrar la boca y guardar para sí lo que sentimos. No lo sé a ciencia cierta, a estas alturas no sé si compensa una u otra cosa. Últimamente sólo tengo la certeza de que me apetece estar sola. Y me lo sigo pasando bien con mis amigos, con todos ellos, pero necesito tiempo para mí, y por mucho que lo intento no logro encontrarlo, o si lo hago no es en las circunstancias que a mí me agradarían. Sé que necesito otras cosas además de las que tengo ahora; también me dolería perderlas, al menos antes de tiempo. Pero aunque me sienta mal muchas veces, no puedo seguir engañándome, habré de aceptarlas como son, sin intentar cambiarlas. El hecho de llegar la última quizás facilita la comprensión... aunque no por ello calma el daño. Al menos sé que para alguna otra gente sí llegué la primera, lo cual no deja de consolarme o hacerme sentir un poco, muy poco, mejor. Quizás estoy hablando por hablar, y en realidad nada de esto existe, sólo son paranoyas mías con las que me recreo en el autovictimismo para matar el tiempo. No sé si a estas alturas creo ya en el autovictimismo. A lo mejor es sólo un intento de algo que intentamos matar antes de que tome forma. Intentaré no pensar por unos días. Puede que la lluvia de hoy no ayude precisamente a mi propósito, y por eso no veo el momento de dejar de desvariar. Obligándome...

Friday, November 04, 2005

El arte y la élite

Por si hacía demasiado tiempo desde que oisteis una crítina tan destructiva de nuestra sociedad.

El artista es un autor de obras poco frecuentes, o incluso de piezas únicas, hechas siempre con sus manos. Trabaja de manera muy personal, intentando expresar -con un lenguaje caracterizado siempre por un estilo propio- aquellas sensaciones que nacen en él de acuerdo con los estímulos que recibe del mundo en que vive: trabaja para sí mismo y para una élite que le pueda comprender.
Esta élite está formada por las personas más importantes de una determinada sociedad y condiciona al resto de esa misma sociedad. Según el tipo de sociedad se tienen los distintos tipos de élite. Imaginemos que exista una sociedad de gente corrompida, de tramposos y especuladores, de parásitos, de ignorantes y por tanto presuntuosos, de hipócritas y deshonrados, de embrolladores, de marrulleros, de reaccionarios y conservadores. Una sociedad en la que un tipo bien estudiado de sugestión religiosa les es impuesto a sus individuos mediante un lavado de cerebro durante su edad infantil (edad en la que los caracteres del individuo se forman para toda la vida) con el fin de mantener al pueblo en la ignorancia y esconder torpes maniobras financieras. Pues bien: de este tipo de sociedad nacerá una élite compuesta por el más tramposo, el más corrompido, el más hipócrita, el más reaccionario y así sucesivamente.
Todos juntos forman una mafia en la que las pocas personas honradas que viven en ella son consideradas como unos pobres tontos, como gente que no se sabe manejar, como ilusos idiotas.
La élite industrial es la que contamina las aguas, el aire y la tierra, la que mata millones de animales, la que destraye el equilibrio ecológico al descargar sus deshechos industriales encima de sus prójimos. No cabe duad de que no es la gente pobre la que provoca estos desastres.
Según las estadísticas, el mayor número de hurtos ocurridos en aviones se produce en los compartimentos de la clase de lujo. Todos los años se roban, centenares de objetos: cubiertos, recipientes diversos, mantas e incluso chalecos salvavidas. Naturalmente, se entiende que siempre se hace por hobby y no por necesidad, ya que a esta élite no le hace falta nada, si acaso un poco de conciencia social.
Ahora podemos preguntarnos: ¿Qué tipo de arte puede consumir esta determinada élite? Puesto que el artista tiene que vivir y para vivir tiene que vender sus obras, y dado que éstas cuestan caras, ¿quién las puede comprar sino una élite? Dado el nivel cultural imaginable de un tipo de élite como la descrita antes, tendremos que sus preferencias se centran en un tipo de arte que imite a la naturaleza de la forma más vulgar posible, si no es que se centran en el no arte. Todo componente de esta élite querrá que lo inmortalicen en un retrato que le favorezca lo más posible (siguiendo el ejemplo de reyes y magnates), aunque es posible que acepte una pintura no excesivamente relamida. Otros aceptarán cualquier tipo de arte con tal de que sea bien visible y le haya costado un dineral. Este tipo de élite erá en masa a la exposición de la tía de un famoso banquero a comprar todos los cuadros sin preocuparse lo más mínimo de su valor artístico, que en este caso no sirve absolutamente para nada.
De hecho, esta misma sociedad es la que compró todos los cuadros que expuso en el Hotel Hilton aquel pintor que atentó contra la vida del Papa en Manila en 1970; y una galería de arte de Nueva York ha organizado exposiciones de este Benjamín Mendoza y Amor en las que los precios de los cuadros estaban por las nubes.
En semejante sociedad nadie quiere a un artista auténtico.

Bruno Munari, artista y diseñador gráfico e industrial.
Artista y Designer