He vuelto

Ya he vuelto, tras un verano prácticamente íntegro en el pueblo incomunicada, he vuelto a la civilización. Todos los años me ocurre lo mismo, acaba el curso y tengo ganas de desconectar, de respirar esa tranquilidad de no tener obligaciones ni horarios, pero después de tanta fiesta acabo cansada y ansiosa por regresar a la vida normal.

Ha sido un verano extraño, de nuevas amistades, de antiguas tristezas, del escape de la escuela y de la vuelta al hogar, de noticias inesperadas, de reencuentros, de frustraciones y de sorpresas... y ha sido un verano de aprendizaje. He aprendido incluso cosas que no creía tener que aprender, pero que eran totalmente necesarias. Quizás este verano me ha enseñado a comprender más a todo el mundo y a comprender más por qué no puedo comprender a todo el mundo. Me ha enseñado que cada persona tiene sus pros y sus contras, que nadie es perfecto y que nadie es imperfecto. Que los prejuicios, aunque inconscientes, son absurdos, que todos tenemos un cuerpo y un alma y que lo primero es totalmente secundario. Y sobretodo me ha enseñado a apreciar un poquito más si cabe lo que tengo, a quién tengo y a quién tuve.

Aunque también he tenido que tolerar la intolerancia para evitar conflictos, y eso no me gusta, pero puedo hacerlo si es necesario. He tenido que escuchar reproches infundados y lo he hecho la mayoría de las veces sin protestar, porque quizás aunque injustas puedo llegar a comprender las razones, o más que a comprenderlas, a perdonarlas, y más sabiendo de quién provienen.

En resumidas cuentas, ha sido un verano bastante completo y bastante entretenido, y ahora que he vuelto iré de nuevo depositando aquí todo lo que pase por mi cabecilla.

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