¿Querer hacer lo que te apetece sin herir a nadie se puede tomar como un estado de rebeldía?
Me apetece escribir, me apetece pintar, me apetece salir por ahí a buscar sitios nuevos, me apetece seguir conociendo a ciertas personas que, aunque parezca mentira, todavía no conozco todo lo que a mí me gustaría...
Aceptar las derrotas antes de haber sucumbido a ellas no es el mejor método para salir adelante, pero es tan cómodo... Cuando ves que ya nada se puede hacer sientes incluso cierto alivio... y más si sabes que podrás recuperar el tiempo perdido. Quizás dentro de unos años maldigo lo que estoy haciendo ahora, pero, sinceramente, no creo que sea para tanto, y, al menos ahora, me ha merecido la pena. Durante estos meses he aprendido a contemplar mis pensamientos, mi forma de sentir las cosas, hasta incluso mis límites, lo que realmente me gusta, aquello que creía echar de más y ahora echo de menos, el cariño de mis padres, el valor de tener a la gente que tengo a mi alrededor (sobretodo a l@s más cercan@s), lo que me gusta de mi vida, cómo sacarle partido, cómo aceptar los aspectos negativos sin sentir ni un ápice su existencia... y otras cosas que me servirán en un futuro al menos para afrontar las cosas de otra manera. Superficialmente puedo haber estado perdiendo el tiempo. Personalmente me he tomado 4 meses de vacaciones sólo para MÍ. Y me alegro de que así haya sido, aunque ahora deba cambiar de hábitos. Nunca me arrepentiré de ello.